Durante el pasado fin de semana ha tenido lugar en Gällivare, al norte de Suecia, el mayor accidente minero ocurrido en la mina de cobre Aitik, como consecuencia se ha producido el vertido accidentillón de metros cúbicos de agua con cobre en el río de Vassara, un afluente del río Kalix, uno de los cuatro ríos mejor conservados de Suecia y propuesto para su inclusión en la red Natura 2000. Suecia.

La explotación es propiedad de la compañía sueco-canadiense Boliden, la misma que en abril de 1998 causó la catástrofe de Doñana. También en esta ocasión el accidente ha tenido lugar en las inmediaciones de un paraje de enorme importancia ecológica.

En la mina trabajan más de 600 trabajadores, produciendo 220.000 toneladas de lodos de cobre al año que posteriormente se transforman en 55.000 de cobre puro. Por circunstancia que todavía no han sido aclaradas se produjo la rotura de unos 150 metros de la pared de la balsa, esto obligó a los técnicos de la mina a soltar agua para disminuir el daño, liberando al río un millón de metros cúbicos de agua que contenían unos 6 kilos de cobre, una cantidad enorme teniendo en cuenta que en todo un año se liberan únicamente unos 25 kilos de este metal.

Aunque ninguna persona ha resultado afectada, la Agencia Sueca de Protección del Medio Ambiente y las autoridades locales han declarado que el accidente es suficientemente grave para que se lleve a cabo una investigación en profundidad. También las asociaciones ecologístas han manifestado su honda preocupación porque se sigan produciéndose este tipo de accidentes.

Al parecer, la balsa prácticamente no tenía residuos tóxicos, lo que según WWF/Adena “no resulta casual, teniendo en cuenta que la política de la empresa es exportar el material tóxico a países en vías de desarrollo. Solamente entre 1984 y 1986 Boliden envió 20.000 toneladas de residuos (arsénico, cadmio, plomo y mercurio) a Chile”.

Ya se ha pedido la creación de una comisión independiente que investigue tanto las minas antiguas como las actuales y su seguridad. En vista de lo repetitivo de este tipo de accidentes parece necesaria que la Comisión Europea elabore una nueva legislación minera y un plan de acción que contemple la adopción de grandes fuertes de seguridad alrededor de las balsas que contengan productos tóxicos, en particular aquellas situadas en las inmediaciones de áreas de alto valor ecológico, como los lugares propuestos para la Red Natura 2000.